Triatlón Querétaro 16

martes, 21 de enero de 2014

De Chile, de Mole y de Manteca

La semana que recientemente terminó, fue una de aquellas de las que no quieres ni acordarte. Y me refiero a que en el trabajo, las cosas estuvieron aderezadas con más stress y frustración de lo acostumbrado. El viernes de dicha semana fue, sin lugar a dudas, el viernes más esperado de los últimos meses.

Ese día, al revisar mi programa de entrenamiento para el fin de semana me surgieron algunas dudas acerca de lo que haría el sábado y domingo. Si bien tenía claro que el sábado intentaría trotar algo así como 1 hora, y otros 40 minutos el domingo, ambas sesiones al ritmo que mi rodilla jodida se antojara y con el único objetivo de ir ganando un poco de confianza y certeza de que todo me funciona, no estaba seguro si el sábado empezaría con algo de rutinas de fuerza en piernas en el gimnasio y si el domingo haría la rodada de 40 kilómetros en la bici de ruta.

Mi rodilla no se ha desprendido hecha pedazos de la pierna ni nada; al contrario, se siente mucho mejor, aunque todavía de vez en cuando se sienten molestias un poco raras en los laterales, como especie de pinchazos leves, que yo creo son consecuencia de las muy bajas temperaturas que hemos tenido y que generalmente desaparecen después de que caliento motores. De modo que con el ánimo por las nubes, el sábado antes del amanecer ya estaba yo haciendo 15 minutos de elíptica de calentamiento para mi sesión de fuerza en piernas. Hice 3 series de 25 medias sentadillas con peso muy moderado, que complementé con algo de trabajo de fuerza, también muy moderado, en brazos, abdomen y espalda baja, todo lo que en total y ya con la elíptica me tomó casi 1 hora.

La alberca fue la segunda escala. Iba con la idea de hacer 4 repeticiones de 500 metros a ritmo tranquilo, pero sucedió algo: eramos solo dos nadadores en el carril. Observé que el otro tipo no paraba. Llegué a los 500 metros y el tipo no paraba, así que decidí hacer un segundo 500 sin pausar, hasta completar 1,000. Y el tipo no paraba. Seguí nadando continuo hasta los 1,500 y el tipo ¡No Paraba!. El ritmo no era extraordinario ni mucho menos, pero para mis estándares, era un poco por arriba del acostumbrado para tiradas de 1,000 metros o más; casualmente, el ritmo de mi compañero de carril era muy parecido al mío y pudimos nadar sin estorbarnos.
Pero mi compañero de carril no paraba y no paraba; y yo no me iba a parar antes que él... ¡faltaba más!. Llegué a los 2,000 metros y un poco más adelante, el tipo finalmente paró. Yo llevaba nadados 40 y tantos largos (2,100 - 2,200 metros, aprox.), así que decidí continuar hasta completar los 2,500. Terminé los 2.5 kilómetros en 55' 11'' para un ritmo promedio de 2:12 Min / 100 metros.

La siguiente etapa era finalmente el trote. Ya he estado recorriendo pequeñas distancias intercalando caminata con trote, pero el plan en esta ocasión era hacer 9 o 10 kilómetros en 55 o 60 minutos, es decir, a un ritmo por encima de los 6 min/km.
Elegí para la prueba una pista aeróbica de grava fina, sin ningún desnivel y no estuvo para nada mal. No es fácil eliminar la desconfianza y la sensación de que en cualquier momento me puedo volver a lastimar la rodilla convaleciente, pero los kilómetros empezaron a caer uno a uno sin que se sintieran más molestias que las normales; y no solo en la rodilla convaleciente, sino también en la otra se sentían algunas pequeñas y esporádicas punzadas, resultado de los más de 2 meses de muy poca actividad. Hacia el final de la distancia, reduje el ritmo a niveles de 6:30 min/km, para cerrar con un "meteórico" tiempo de 55:46 en los 9 kilómetros.

Llegué a casa y llené la tina con agua fría. Calculo que la temperatura del agua debe haber sido de unos 8 o 10 grados. Al entrar en la tina sentí como si me arrancaran el pellejo y más cuando prendí el motor del hidromasaje, pero en unos pocos minutos me fui adaptando a la temperatura. Completé 15 minutos de hidromasaje con el agua así de fría. No tengo forma de comprobar que la ausencia de molestias durante el resto del día haya sido resultado del baño helado, pero el caso es que así fue.

Al día siguiente, domingo, cambié mi plan para iniciar nuevamente con el nado. A las 9:00 de la mañana que empecé, la alberca estaba prácticamente sola, éramos 3 nadadores únicamente y nadie más que yo en mi carril. Como había cambiado los planeados 4x500 el día anterior, decidí hacerlos el domingo. El ritmo salió en automático, muy suave y placentero y registré un promedio de 11:13 en las 4 repeticiones de 500 metros, con 30 segundos de recuperación. Me sorprendió un poco la sensación de comodidad con la que nadé; totalmente distraído en mil pensamientos de mil asuntos de trabajo, de entrenamiento, de competencia y de todo. Cuando volví en sí, ya había terminado los 4x500 metros. Aflojé unos cuántos más y vámonos a vestir, que tocaba trotar.

No había sentido malestar en la rodilla después de los entrenamientos del sábado, pero cuando empecé a calentar, nuevamente se hizo presente la desconfianza de apoyar la rodilla normalmente. Pero ya en el trote, las molestias brillaron por su ausencia. Supongo que después de una lesión queda uno super-sensible y cualquier sensación en la parte lastimada se magnifica. Fue el caso: con cualquier irregularidad del terreno, sentía temor de que la rodilla se me fuera a descuadrar, pero fueron cayendo los kilómetros uno por uno hasta completar 7 en un tiempo de 41:20. No es un ritmo normal todavía, pero voy avanzando y ganando en confianza. El cuerpo me pedía más (mucho más), pero logré ser prudente y frenar mis ansias de matador.

Ya eran pasadas de las 11:00 de la mañana cuando llegué a casa.  Empecé a llenar la tina. No se si era real o imaginario pero el agua no se sentía tan fría como el día anterior. Estuve casi 20 minutos en el hidromasaje y al salir, sentía un poco adormecidas las articulaciones de los tobillos y la rodilla. Bajé a desayunar temblando de frío, a pesar de la camiseta, el sweater, el pants y la chamarra. La temblorina no me dejó hasta que salí al jardín a tomar el sol del mediodía.

Las cosas se ven bien. Hay que mantener el optimismo, la prudencia y la paciencia e ir avanzando poco a poco. Hay tiempo. Boston está todavía a 3 meses de distancia. Se ve una luz al final del túnel. No creo que sea el tren.

4 comentarios:

  1. Creo que vas muy bien en esa recuperacion, es comun que al salir de una lesion, quede cierta sensacion y hasta molestias sobre la misma pero supongo que conforme avances iras adquiriendo confianza, animo Genaro que Boston te espera, un abrazo hermano.

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  2. Poco a poco Gerardo, lo importante es que ya estas en marcha y eso lo es todo. Ve escuchando tu cuerpo y listo. Lo del agua fria con hidromasaje es la leche, que frio....aqui lo tendrias complicado porque si sale el sol hace frio (3 a 8 grados) y no sirve mucho el sol la verdad, yo al reves que tu pongo el hidromasaje con agua calentita, que gustazo...
    Un abrazo campeon¡¡¡.

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  3. Vas bien . Sobretodo prudencia . Animo y a seguir así.
    Un saludo

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  4. Muy sensato Gerardo, poco a poco y el frío fundamental.
    Me alegra tu recuperación

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