Triatlón Querétaro 16

miércoles, 13 de noviembre de 2013

RODOLFO GÓMEZ, EL GRAN PIONERO DEL MARATÓN EN MÉXICO




Por Gerardo Enríquez (RunLikeGEL).

En los Juegos Olímpicos de Montreal’ 76, el regiomontano Daniel Bautista se consagró como una de las mayores glorias del atletismo mexicano de todos los tiempos, al ganar la medalla de oro en los 20 kilómetros de Marcha. En esos mismos juegos, Rodolfo Gómez terminó en el lugar décimo octavo en la prueba del Maratón. El alemán oriental Waldemar Cierpinski ganaría la carrera de los 42,195 metros con un registro de 2:09:55, que en ese momento fue Récord Olímpico.

Cuentan que el propio Rodolfo Gómez, a su regreso a México, mientras veía por televisión un resumen de dicho Maratón y otros eventos de la Olimpiada de Montreal, al ver las imágenes del atleta alemán entrando al estadio por la puerta de Maratón pensó en voz alta “¡el próximo Maratón Olímpico lo gano yo!”. Rodolfo ya era un maratonista experimentado, con un prestigio ganado a pulso en el medio nacional, pero en ese momento, ver en videotape su derrota y ver triunfador a otro corredor con un tiempo que él consideraba accesible a sus posibilidades, hizo nacer en él un sueño… el sueño de verse en lo más alto del podio en Moscú en 1980.

A nivel internacional, en los años 70’s Rodolfo era un aguerrido pero semi - desconocido “diezmilero”, y lo siguió siendo hasta que en 1979 ganó para México el oro en los 10,000 metros en los Juegos Panamericanos de San Juan, Puerto Rico. Sin embargo, toda la planeación de sus entrenamientos a largo plazo ya estaba, desde entonces y aún antes, enfocada a cumplir su sueño olímpico: ganar el Maratón en La Olimpiada de Moscú.

Con el pretexto de la invasión a Afganistán por la Unión Soviética, los Olímpicos de 1980 fueron manchados por el boicot de Estados Unidos y otros países, lo que hizo que el nivel competitivo de los juegos descendiera notablemente. México tenía todas sus esperanzas de medalla puestas en Daniel Bautista, campeón de la prueba de 20 kilómetros de marcha en los anteriores juegos Olímpicos en Montreal. Esas esperanzas se habían desvanecido cuando Bautista fue descalificado en la competencia en Moscú, lo que abrió la puerta para que el italiano Mauricio Damilano ganara el oro. Por su parte Rodolfo Gómez, a quién el público en México escasamente conocía, ni por asomo era considerado entre las esperanzas de medalla. Después de la derrota de Bautista y demás andarines mexicanos, Rodolfo Gómez esperaba paciente la llegada del día de su competencia. A diferencia de muchos otros eventos atléticos en los que la calidad competitiva se había debilitado por la ausencia de los participantes norteamericanos, europeos y de otras nacionalidades, derivada del Boicot, en el Maratón los grandes favoritos eran los corredores africanos, que sí estaban presentes, pero principalmente el gran favorito era Waldemar Cierpinski, campeón defensor.

La ruta del Maratón Olímpico de Moscú estaba trazada en gran parte, sobre la riviera del Río Moscova, que atraviesa serpenteando la Ciudad de Moscú. Después de un inicio típico de Maratón Olímpico, muy táctico, en el que todos los corredores trataban de protegerse en el pelotón, los ataques brillaban por su ausencia y el ritmo de competencia era inferior al potencial máximo de los participantes, Rodolfo Gómez intenta un pequeño jalón a la altura del kilómetro 25, cuando la carrera transcurre junto al río en dirección aguas abajo. Nadie responde y Rodolfo mantiene el paso, empezando a despegarse del grupo y a consolidarse en la punta.
Fue definitivamente una muestra de coraje y de hambre de gloria por parte de Rodolfo, lanzarse en solitario a liderear la carrera, pero hoy día, después de muchos años de ver y volver a ver los videos de esa carrera, es relativamente sencillo concluir que la decisión de Rodolfo, de escaparse tan temprano del pelotón, fue un rotundo error estratégico:
En primer lugar, la mayor parte restante de la ruta sobre el Moscova era en dirección aguas arriba. La pendiente ascendente, aunque ligera, sería constante hasta cerca del final y Rodolfo tendría que trepar en solitario mientras el pelotón trabajaría “en equipo” para cazarlo. En segundo lugar, y tal vez mucho más importante, el campeón defensor, Waldemar Cierpinski, acechaba conservadoramente en la cola del pelotón de persecución, cobijado por el resto de los corredores, con el agravante de que la principal virtud del gran corredor germano era su habilidad para cerrar con gran fortaleza en los tramos finales.

A pesar de todo, Rodolfo llegó a sacar cerca de 150 metros de ventaja al pelotón y se mantuvo lidereando la competencia durante cerca de 10 kilómetros. Sin embargo, correr en solitario con pendiente ascendente poco a poco fue cobrando factura y Rodolfo empezó a perder terreno. Primeramente fue alcanzado por el corredor holandés Gerard Nijboer, en las inmediaciones del kilómetro 35. Unos metros después, el alemán Cierpinski irrumpió en los primeros lugares rebasando al mexicano y después al holandés, para colocarse en el liderato de la carrera, el cual ya nunca perdería. Rodolfo muy pronto fue absorbido por el resto del pelotón, llegando a caer rápidamente hasta el 7o lugar.

Waldemar Cierpinski contaba con apoyos científicos y tecnológicos adelantados años luz a los recursos con los que disponía la mayoría de los demás maratonistas en el mundo en esa época. En alguna ocasión, estuvo con su equipo durante varios días entrenando en la Cd. De México y fue posible observar como sus asistentes extraían muestras de sangre del corredor, al vuelo, mientras corría, con objeto de medir la concentración de ácido láctico en su sangre y con base en información derivada de dicho análisis, tomar decisiones acerca del ritmo, intensidad, distancias, etc., a los que debía entrenar y competir y de los ajustes a su régimen que se debían hacer en consecuencia; esto, solo como una muestra de los métodos científicos adelantados a su época, que eran utilizados ya desde ese tiempo en la preparación de los atletas de los países de detrás de la cortina de hierro.

A final de cuentas pasó lo que tenía que pasar; el gran corredor alemán no solo mantuvo un paso de carrera impresionante, sino que todavía se dio el lujo de acelerar en los últimos kilómetros, dejando prácticamente parado al resto del pelotón, incluyendo a Rodolfo Gómez, para ganar el Maratón Olímpico con un tiempo de 2:11:02, convirtiéndose en el segundo ser humano, después de la leyenda etíope Abebe Bikila, en ganar dos veces consecutivas la prueba del Maratón en unos Juegos Olímpicos. Rodolfo, por su parte, logró recuperar un poco de terreno, rebasó a un corredor etíope ya dentro del estadio y terminó la prueba en 6º lugar con un sólido 2:12:38, que hasta la fecha sigue siendo el mejor papel de un corredor mexicano en un Maratón Olímpico, conjuntamente con el 6º lugar de Germán Silva en los Olímpicos de Atlanta.

Después de su aventura en Moscú, Gómez ganó algunos de los maratones de más prestigio a nivel mundial, incluyendo Tokio, Atenas, Rotterdam y Oregon, y fue subcampeón en el Maratón de Nueva York de 1982, convirtiéndose en uno de los mejores maratonistas del mundo, llegando en ese mismo 1982 a ser rankeado como No. 2 en el mundo, solo detrás del cubano – norteamericano Alberto Salazar, con quién protagonizó dos épicas batallas en el Maratón de Nueva York en 1981 y 1982, antes de ser víctima de una lesión en el nervio ciático, que lo tuvo alejado de las competencias por dos años, y que fue el principio del fin de su carrera. Después de enormes esfuerzos personales para lograr salir de su lesión, Rodolfo regresó a los escenarios atléticos en 1984. Ganó el Maratón de Pittsburgh en el 84 y el de la Cd. De México en 87.

Después de Rodolfo Gómez y en gran medida gracias no solo a su ejemplo sino también gracias a su trabajo como entrenador y promotor de atletas, aparecieron muchos otros grandes maratonistas mexicanos, como Dionisio Cerón, Salvador García, Germán Silva, Andrés Espinoza, Martín Pitayo, José Gómez, etc., etc., etc., quienes en las décadas de los 80’s y 90’s acaparaban los primeros lugares en la mayoría de las carreras de ruta en Estados Unidos y el mundo, pero fue sin duda alguna Rodolfo el pionero de esa gran camada de corredores aztecas. 

Hoy, Rodolfo Gómez sigue en su labor de entrenador y representante de algunos corredores de élite y recientemente ha sido nombrado Entrenador Nacional de Maratón de Perú. Ha sido entrenador durante toda la carrera de Adriana Fernández, corredora mexicana ganadora del Maratón de Nueva York en 1999, y ha sido también mentor de legendarios corredores internacionales mexicanos como los mencionados Germán Silva, Andrés Espinoza, José Gómez, Martín Pitayo, entre muchos otros.

Rodolfo, corriendo codo a codo con Alberto Salazar, en la épica batalla que ambos protagonizaron en el Maratón de Nueva York en 1982.


Waldemar Cierpinski con el No. 51 en la salida del Maratón Olímpico del 76. Otro corredor legendario, el finlandés Lasse Viren, con el No. 23, llegó en 5º lugar en ese Maratón, después de haber ganado oro en los 5,000 y 10,000 metros. Rodolfo Gómez va delante de Viren, con el No. 4 en el costado izquierdo de su short (no se aprecia su rostro).

Otra toma del NYCM’ 82. Alberto Salazar va con el No. 1. Rodolfo va al final del pelotón, del lado derecho. Su pupilo, José Gómez, se aprecia atrás de Salazar (su cara apenas se ve, justo atrás de la oreja derecha de Alberto Salazar).


8 comentarios:

  1. Bonita historia de ese gran maratoniano mexicano que desconocia por completo. No logro su gran sueño olimpico pero un sexto puesto y un segundo en Nueva York son para quedar muy satisfecho, se ve que sigue disfrutando desde la barrera de este deporte.

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  2. Muy interesante Gerardo . Para ganar se tiene que arriesgar ...

    Un saludo

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  3. Excelente post Gerardo, la verdad hace unos añitos que empece a correr y ver en las competencias a los elite, eso me inpresiono mucho, ahora haber visto a estos mountros del atleismo mexicano, debio se haber sido la gloria.
    Un abrazo.

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  4. Me encantan estas historias, muchas gracias por compartirla, no tenía conocimiento de la mayoría de lo que cuentas.

    He estado curioseando y... http://www.youtube.com/watch?v=67AjDTVkaL4

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    1. Es una de mis fuentes. Tiene un verdadero tesoro de videos de Maratones. Muy recomendable seguirlo.
      Saludos!

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  5. Rodolfo Gómesz, un nombre que ha cobrado una fuerza importante en mi vida como triatleta cuando corrí mi primer maratón en el 2013 en la ciudad de México. Los ganadores de ese evento dos peruanos en rama varonil y femenil, nada más y nada menos que pupilos de Rodolfo. Es un orgullo saber que en mi país hay personas de las cuales se puede presumir y Rodolfo es una de ellas.

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  6. Buenos relatos. Considero que olvidas uno, talvez el más importante. En Moscú, ya fugado Rodolfo da alcance al camión de la televisión y la prensa, el les indica que se adelanten pues ya iba a su lado izquierdo. No le hacen caso pues los importantes venían justo detrás. Sabemos el final, fue al sábado y rebasado. Esto lo he platicado varias veces con Rodolfo

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  7. fue alcanzado y rebasado

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