Triatlón Querétaro 16

lunes, 28 de octubre de 2013

Limón Exprimido de Ultramar

Hace unos días encontré en el Blog de SOSAKU RUNNER, un entreno que el autor llama "Exprime - Limón" y que me pareció muy interesante, por decir lo menos. Se trata de una sesión de unos 20 kms. en la que se busca agotar las reservas de glucógeno y correr con el tanque vacío los últimos 10 o 12 kilómetros, simulando las condiciones en las que se corren esos últimos kilómetros en un Maratón.
Este sábado decidí replicar este entreno. Me fuí a mis terrenos habituales: un fraccionamiento con mínimo tráfico en donde se pueden hacer múltiples circuitos en sus caminos de asfalto.

Después de estirar y calentar las piernas unos 10 minutos, inicié con un trote ligerito de 3 kilómetros a ritmo cercano a los 5:35 min/km. El viernes había decidido no tocar ese día las piernas y hacer descanso total, así que estaba con piernas frescas; esos primeros kilómetros supieron a limón dulce y se fueron rapidito, disfrutando de los 11 grados que marcaba el termómetro justo antes de iniciar.

Después del primer tramo de 3 kilómetros, el entreno incluye 4 repeticiones de 1000 metros a 4:30 min/km con 1 minuto de trote de recuperación. La primera salió un poco más rápido de lo planeado y con dificultades. No fué fácil completar los 4 miles, pues las piernas se sentían un poco pesadas y conforme me acercaba al final de cada uno, la respiración se hacía demasiado laboriosa, nada cómodo, a pesar de que el ritmo por debajo de las 4:20 no me es desconocido y a pesar de que el clima era sumamente agradable. El amanecer me sorprendió casi al final de esta etapa del entreno y logré completar las 4 repeticiones en 4:23, 4:16, 4:21 y 4:25, con sensaciones nada placenteras.

Tocaba ahora ir por una tirada de 10 kilómetros que yo había planeado a ritmo de 5:10 min/km. Más o menos equivalente al nivel de esfuerzo que tendré en mi próximo Maratón, ya considerando que acá estoy a 2,650 metros sobre el nivel del mar y en Monterrey se corre a 500.
Soprendió un poco la sensación de comodidad con la que inicié los 10 kilómetros. Las repeticiones de 1000 metros se sintieron pesadas, pero me dejaron las piernas vivas, con ganas de ir rápido. De cualquier forma, traté de no ir más rápido de 5:10, aunque las ondulaciones del circuito me hacían irme hasta los 5:30 en los tramos de subida.

También sorprende la similitud de las sensaciones de este tramo con el final de un Maratón; con las piernas  ya "exprimidas" por los 4 miles del inicio, el ritmo se siente laborioso, como cuando corres al borde del Muro pero todavía con la motivación a tope. A pesar de las ondulaciones del terreno, todavía me las arreglé para sacar estos 10 K en 53:16, que no es un mal ritmo de 5:19 min/km.

Todavía faltaba lo más difícil: después del tramo de los 10 kilómetros, había que ligar con un 2000 metros en 9:00 minutos (4:30 min/km). Me había escrito Sosaku Runner en un comentario en mi blog, que esos 2 kilómetros ¡iban a doler!. Bueno, pues sobre advertencia no hay engaño y esos 2 mil, ¡dolieron! y mucho. Pero nuevamente, fué justo como se pretendía que fuera: una simulación de las últimas etapas de un Maratón. Se sintió cómo, con las reservas ya prácticamente agotadas, las piernas, respiración y pulso se mantenían a tope, sin dejar caer el ritmo más allá de unos cuántos segundos más lento que lo planeado, pero a fuerza de mucha concentración, mucho esfuerzo y de no dejar que las piernas bajaran el ritmo. A pesar de que el pulso no se me fué demasiado arriba, las piernas no dieron lo suficiente y el tramo salió en 9:14, que son solo 7 seg/km más que el ritmo originalmente planeado.

Ya para terminar, solo troté lo que faltaba para que mi Garmin marcara una distancia total de 20 kilómetros.

Fué realmente curiosa la similitud de las sensaciones, sobre todo hacia el final del tramo de 10 kilómetros y del de 2 kilómetros, con lo que se siente al final de un Maratón. Verdaderamente similares. Bueno, con decir que hasta la euforia se me vino un poco encima cuando completé los 2 kilómetros a ritmo matador.

Es una rutina que incorporaré en lo sucesivo en mis entrenamientos. No es una sesión que se pueda hacer muy frecuentemente, pues es pesada y hay que darle tiempo al cuerpo para asimilarla. En especial, en este programa rumbo a Maratón Monterrey el 8 de Diciembre, lo repetiré por lo menos en 1 ocasión en 3 semanas más y luego ya hacia el final del programa, haré una adaptación con un poco menos de distancias.
Un Excelente entreno, sin lugar a dudas. ¡Gracias SOSAKU RUNNER!.

¡EXPRIME - LIMÓN !

  

martes, 22 de octubre de 2013

En Boca Cerrada No Entran Moscas

A pesar de que desde principios de Septiembre había estado haciendo salidas AmansaLocos de 28, 30 o 32 kilómetros, como parte de la estrategia de preparación rumbo a Maratón Monterrey el próximo 8 de Diciembre, inconcientemente seguía yo sin dejar atrás mi temporada de Triatlón. Mini-Temporada de Triatlón fue ésta, en la que solo hice 2 competencias completas.
Desde Septiembre 15 que hice Triatlón Querétaro, debí haber cambiado el chip y enfocado por completo a entrenamiento para Maratón. Pero estaba indeciso acerca de terminar mi año Triatloniano con mi participación en el Campeonato Panamericano de Duatlón, que se llevaría a cabo el 13 de Octubre, en casa: Toluca, México. Eso me llevó a retrasar 4 semanas el cambio ya total a entrenamiento para Maratón.

Un poco por presión de mi coach, otro poco por presión de mis compañeros de club y otro poco porque tenía la esperanza de hacer un buen papel, me decidí a correr dicho Duatlón, en la distancia Sprint: 5 kms. de carrera, 20 Kms de bicicleta y 2.5 kms más de carrera.

El resultado fue un 3er lugar de mi categoría, nada malo para haber sido una competencia de bajo perfil para mí, aunque de muy buen nivel en general y con competidores de 4 países (México, Brasil, Colombia y Venezuela). Solo fuí superado por dos venados venezolanos, los cuales no me dieron nunca oportunidad de ponerme al brinco.

Tiempos Parciales:
5 kms. Carrera.- 20:01
20 kms Bicicleta.- 36:56
2.5 kms Carrera.- 10:25
Mas transiciones, Tiempo Total.- 1:10:41

Después de hacer un poco impensadamente ésta última competencia de Duatlón / Triatlón, finalmente a partir de la semana de Oct. 14 cambié el switch y volqué ahora sí mi estrategia de entrenamiento 100% a Modo Maratón.

Un poco (o un mucho) obligado por un derrame de líquido sinovial en mi codo derecho, suspendí mis sesiones de nado desde el lunes. Fué una inflamación que en principio me alarmó y que fué la consecuencia de un pequeño pero certero golpe en el huesito dormilón de mi codo después del Duatlón del domingo.
Eso me llevó a incrementar mis sesiones de carrera de 4 que normalmente había estado haciendo durante mi etapa anterior, a 6 a partir de la mencionada semana.

El sábado hice una buena tirada Amansa Locos de 32 kilómetros. El plan era correr a un ritmo promedio por arriba de 5:30 min/km. Finalmente terminé en 2:58:45 para un promedio de 5:35. Pero fué una sesión de esas sabrosas, en las que sientes el esfuerzo solo hacia el final de la ruta y en la que los primeros 25 kilómetros se fueron casi podría decir que "placenteramente". Disfruté la ruta pensando en mil cosas de todos tipos y sabores e imaginando recurrentemente terminar Monterrey y Boston con tiempazos. Casi sin sentir se fueron los kilómetros, hasta que mi Garmin chilló avisando que ya eran 25 kilómetros, momento de acelerar a 5:00 min/km para los últimos 7 Ks. ¡Excelente entrenamiento de fondo!

El domingo me fuí a las faldas del volcán Nevado de Toluca, a un paraje cerca del zoológico de Zacango, al que yo llamo la "Calzada de los Eucaliptos Gigantes", que es un tramo de 1000 metros con una pendiente constante del 7%. Muy difícil. La mañana incluiría 4 repeticiones en esa subida, a ritmo de Maratón, más regresos al trotecito, las cuales no fueron fáciles, en parte por el cansancio que traía en las piernas de la Amansa Locos del día anterior. Cuando venía en la bajada de la 4a repetición, una formación de bombarderos se me vino encima. Cuando se acercaron y alcancé a distinguir un poco mejor, pude ver fugazmente que eran alguna especie de mosquitos supersónicos volando directamente hacia mí. No alcancé a cerrar la boca y no se si 2 o 3 moscos alcanzaron a entrar; traía lentes de sol, así que no tuve problema en los ojos. Por más que intenté escupirlos de inmediato, uno o más de los insectos fué a dar hasta el cogote y no logré evitar tragármelos. Dicen que lo que no mata, engorda, y yo sigo vivo :)

Esta semana me toca hacer una sesión de 7x1600 a paso de Maratón menos 15 seg/km el martes. Después, el jueves una sesión de 14 kilómetros, 6 de ellos a paso de Maratón. El sábado una sesión de distancia media de 20 kilómetros para rematar el domingo con otra sesión de subidas en Zacango. En total, completaré 6 sesiones de carrera en la semana, para un total de 70 kilómetros.
Será ya la 2a semana enfocado a entrenar para Monterrey. Me quedan 7, incluyendo el taper. No hay tiempo de sobra, solo lo justo para hacer un Maratón decente en La Sultana del Norte.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Crumbling is not an Instant's Act


Crumbling is not an instant’s Act
Emily Dickinson, una de las poetisas más emblemáticas de la literatura norteamericana, hace mucho más de un siglo escribió esa frase en uno de sus poemas, la cual se podría traducir libremente como: Desmoronarse no sucede en un instante.
Más que experto en literatura, soy más bien un perfecto villamelón en ese tema, pero encuentro en ese verso la desesperanza de una persona que contempla el lento pero inexorable avance de su decadencia. Irónico en una artista que conforme maduraba, creció hasta convertirse en uno de los gigantes de la poesía en Norteamérica.

Pero ni esta entrada ni este blog son acerca de filosofía, poesía o poetas.

En enero de 1988 corrí mi 4o. Maratón, el que sería el mejor y más rápido Maratón de mi vida. En aquel viaje a Houston, todo se alineó para que yo corriera los 42.2 kilómetros en un maravilloso 2:48:53.
Aquella gélida mañana, el clima, una excelente preparación física, un ánimo y un estado mental totalmente enfocados hacia el Maratón y tal vez muchos factores más influyeron positivamente para que yo pudiera correr la cuarentona muy por abajo de las 3 horas.

En aquel lejano año, mis responsabilidades de trabajo y familiares me permitían dedicar mucho más tiempo a mis entrenamientos de lo que hoy por hoy puedo dedicar. Había temporadas en las que llegaba a hacer 120, 130 o más kilómetros en 7 o más sesiones semanales y competía cada 1 o 2 semanas en carreras desde 1.5 hasta 21 kilómetros. No hacía bicicleta ni nadaba y dedicaba todo mi entrenamiento a la carrera; estaba en gran medida enfocado al logro de mis objetivos Maratonianos.

Por supuesto, había un pequeño truco involucrado: ¡Era yo un jovenzuelo de 30 años de edad!

Han pasado casi 26 años desde aquella aventura en Houston que significó mi mayor logro atlético. Soy ahora casi el doble de viejo, peso 12 kilos más y entreno la mitad de lo que lo hacía entonces.

Hoy día, el tiempo al que aspiro en mi próximo Maratón es del orden de las 3:25:00, si el Universo conjura a mi favor el próximo mes de Diciembre.
Significa que, si en Monterrey logro una marca cercana a las 3:25, habré perdido en 26 años alrededor de 34 minutos con respecto a mi mejor desempeño en Maratón. Mucho más de 1 minuto por año.
¿Poco a poco me he ido desmoronando? ¿Poco a poco he ido dejando de ser Maratonista?

Lo más curioso de esto es que, a pesar de que nunca podré ni siquiera acercarme a mis récords personales, hoy disfruto mi afición por la carrera y el Maratón igual o más que lo que disfrutaba hace más de un cuarto de siglo.

Hoy soy más viejo y más lento, pero he aprendido a saborear aquellas mieles del Maratón que no tienen que ver necesariamente con la velocidad ni con correr tiempos extraordinarios.
Hoy corro menos kilómetros, menos días y con menor intensidad, pero me divierto más con el grupo de ciclismo y la alberca le inyecta variedad a mis entrenamientos.
Hoy, difícilmente igualo o mejoro mis marcas del año anterior, pero disfruto mucho más terminar fuerte un Maratón, atravesar el muro a gran ritmo y enviar besos a la tribuna al acercarme a la meta.
Hoy ya no gano podiums en carreras o Maratones, pero soy muy competitivo en Triatlón en mi grupo de edad, un deporte en el que sí es posible sustituir un poco la capacidad física por la maña.

Dice Max Ehrmann en su famosa prosa Desiderata, que hay que saber "abandonar con donaire las cosas de la juventud". Yo creo que no hay que abandonar nada que te haga feliz, aunque para seguir tengas que adaptarte a las circunstancias.
Otros lugares comunes nos dicen que "correr es la fuente de la juventud", que "hay que correr para vivir y no vivir para correr". Frases más pesimistas nos aconsejan "envejecer con dignidad", "disfrutar los años dorados", etc., etc., etc.
Pero a mí me gusta más otra frase, a propósito también de Emily Dickinson: "I find ecstasy in living - the mere sense of living is joy enough" (Encuentro éxtasis en vivir. La simple sensación de estar vivo es gozo suficiente). No importa la edad; no importa el tiempo ni las marcas. Lo realmente valioso es poder hacer lo que a uno lo hace feliz. Hay que intentar vivir lo más cercano al máximo que podamos.
Y si correr un Maratón en 3:25 o en 4:00 o en 6:00 horas me hace feliz, quiero seguir corriendo Maratón el resto de mi vida.

lunes, 7 de octubre de 2013

Medio Maratón Querétaro. La Crónica.

Maratón y Medio Maratón Querétaro es un evento que solo se ha organizado dos veces anteriores a la presente. En 2011, hubo muchos problemas de organización. Para 2012, las cosas mejoraron y para 2013 se espera que todo sea perfecto, pues es una carrera multitudinaria, con más de 15,000 participantes, si bien la mayoría participan en 5 y 10K, hay una buena asistencia al Medio Maratón y al Maratón. Las dos veces anteriores he corrido el Medio Maratón y este año será lo mismo.

El sábado, las "hostilidades" iniciaron con una reunión del grupo en casa de Vic España. Nos tenían Vic y su familia preparada una deliciosa Paella para los que veníamos de otras Ciudades, y para los que no, ¡también!. Fué una reunión sumamente agradable. Aparte del agasajo con la Paella, la plática se prolongó muchas horas y los temas fueron, como podrán imaginar, casi todos centrados en nuestra pasión Maratoniana.

Hulk...
El domingo el clima amaneció sumamente favorable. El cielo aborregado y la temperatura rondando los 13 grados eran ideales para correr. Ya formados para esperar el disparo de salida, escuché un gruñido sumamente familiar: era Hulk, amigo maratonista infaltable en los grandes eventos atléticos, que con sus 9 kgs. de cadenas de acero al cuello, grilletes y descalzo, se disponía a recorrer los 42 kilómetros de la competencia. Me saludó muy calurosamente y el abrazo me dejó pintados de verde mi camiseta, brazos y manos. Este tipo es admirable, tanto por la forma en que corre maratones y maratones, descalzo y con el lastre de tantísimos kilos de cadenas, como por sus antecedentes, la lucha personal que lo ha sacado adelante de etapas de vida sumamente difíciles y la labor que realiza en favor de jóvenes que han caído en los pantanos de las drogas. En esos pensamientos estaba cuando el balazo me sorprendió.



Los miles de corredores tratando todos de encontrar un espacio suficiente para correr, hacían imposible correr cómodamente los primeros metros. Aún así, el primer kilómetro salió en un no tan malo 5:04. Las sensaciones iniciales no eran ideales. Sentía un poco de pesadez en el estómago. Había completado correctamente mi ritual matutino de evacuación, baño y desayuno, pero aún así sentía algo raro en la panza.
Ya para el kilómetro 2 logré estabilizar mi ritmo entre 4:40 y 4:45 min/km. El plan era continuar a ese ritmo hasta llegar al río y a partir de ahí, ayudado con la pendiente aguas abajo, acelerar hasta el final a 4:30 o menos si se pudiese.

Los Mariachis no callaron...
Los Mariachis tocaban cada 5 kilómetros o algo así. El Son de la Negra me hizo hervir los fluídos internos por ahí del kilómetro 7. Los líderes ya vienen de regreso; difícil decir si son los del Medio Maratón o los del Maratón completo. Un keniano, un etiope y un mexica casi vuelan, así que concluyo que son los de Medio Maratón. Y sí... poco después viene la legión africana lidereando la competencia de los 42K, con unos cuantos mexicanos tratando de resistir.

Trataba de mantener mi ritmo por debajo de los 4:45, pero en algunos tramos con pendiente hacia arriba, me fuí hasta los 4:55. Aún así, la respiración no se desbocaba y mi ritmo cardíaco no pasaba de las 130 ppm. Después entendí que iba en la hueva y que de habérmelo propuesto, pude haber corrido esos primeros kilómetros hasta el 9, a ritmos de 4:35.

Que salga el toro
Que salga el toro
Que salga el toro
Que quiero torear!

Así decía el estribillo que cantaba la Banda Sinaloense apostada en el kilómetro 11.
Había pasado el kilómetro 10 en 48:29 y seguía yo lánguidamente con la mente divagando y contemplando el entorno.

Toro, toro asesino
Ojalá y te lleve el diablo

Estaba pasando dificultades para enfocarme en un buen ritmo hasta que un corredor conocido me rebasa. No lo conozco personalmente, pero es de esas caras y estilos de correr que uno ve siempre en casi todas las carreras. Se me adelanta unos 10 metros y lo tomo como referencia. Acelero un poco para mantenerme a tiro de piedra y checo mi Garmin: ahora sí ibamos parejos a 4:40.

Haile al frente...
Por fin el río. Yo siento que la velocidad aumenta y empezamos a rebasar a muchos. Mi referencia se mantiene unos 10 metros adelante y no siento que sea tan fácil seguir en contacto. Pero la carrera empieza a sentirse picosita, con sabor a chile serrano. Ya estoy dentro ¡por fin!. Después de casi 1 hora, empiezo a sentir lo que se debe sentir de esfuerzo en un 21K. De pronto me veo envuelto en un grupo de 4 o 5 corredores que, a su vez, me han tomado de referencia a mí. Cuando trato de seguir las tangentes de las curvas para acortar distancias, el grupo me sigue de un lado al otro y cuando la ruta pasa por pequeñas pendientes hacia arriba, el grupo se queda un poco. Voy jalando y se siente la adrenalina; casi me siento Haile, lidereando el pelotón.

Llegamos al kilómetro 15 y el trabajo se siente, las piernas protestan pero el ritmo no baja. Según el plan debía ir a 4:30, pero las piernas se han trabado en 4:40 o en tramos un poco más rápido. El grupito ya se deshizo y alcanzo a mi corredor de referencia. Nos vamos unos metros hombro a hombro y aprovecho una curvita para acelerar. Mi referencia se empieza a quedar. ¡Soy Haile Gebrselassie, voy en la punta del pelotón y mis rivales se quedan todos atrás! Qué bonito se siente.

Ya estamos llegando al kilómetro 17. El imponente Acueducto Colonial, símbolo de la ciudad de Querétaro está al frente, damos vuelta a la derecha y una bajada me invita a meter el acelerador. Ese kilómetro sale a 4:33 pero viene el retorno y hay que ir aguas arriba, al costado del acueducto. Aún así, el kilómetro de subida no sale tan lento, pues el Garmin me chilla un 4:41 de parcial para el kilómetro 18, ahora sí trabajando en serio para mantener la velocidad en subida y ya con pocas reservas. Sigue todavía lo más picoso, ahora sí, ¡chile habanero!. Más subida hasta el kilómetro 19, que sale en 4:53, nada malo dados los muchos grados de pendiente asesina. 


A cerrar con todo...
Por fin la recta final. Siguen dos kilómetros de bajada que espero sacar en 8 minutos y algo. Se siente el deseo de bajar un poco el ritmo, pero pienso: ya no falta nada, no creo que se me rompa nada por miserables dos kilómetros de cierre. Hay que ir esquivando y rebasando a corredores que van a la retaguardia de la carrera de 10 kilómetros. El pulso sube de 135.


Alcanzo a ver un arco de globos a la vuelta de una curva, pienso que es la meta y trato de acelerar todavía un poco más y ¡No es la meta! faltan todavía unos 400 metros. De nuevo, el deseo de frenar un poco me invade, pero vuelvo a echar mano de todo el ánimo para continuar. Ya ví el Garmin y se que mis objetivos de tiempo se fueron al demonio desde la primera parte. Por lo menos quiero bajar de 1:40 para rescatar un mínimo de decencia en mi tiempo final, pero no... termino en 1:40:49. Malo y ya está. A lo hecho, pecho.

Formado en la cola para recoger la medalla me llega la tentación de autocompadecerme por mi mal tiempo, pero saco ánimos del fondo y pienso que los mas de 2 kilos de peso corporal que aún traigo de más son la causa del mal día. No está mal, ¡qué caray! Tengo tiempo por delante, aún me quedan un par de meses para zafarme el forro de grasa que todavía traigo encima y hacer un buen Maratón en Monterrey. ¡Ojalá que así sea!