Triatlón Querétaro 16

martes, 28 de enero de 2014

Próxima Parada... ¡Boston Marathon!

El día de hoy se anunció la lista de corredores élite que correrán el Maratón de Boston, este próximo 21 de Abril.

Los ganadores en ambas ramas de la trágica carrera del año pasado, Lelisa Desisa y Rita Jeptoo, estarán presentes para defender sus respectivos títulos, pero tendrán formidables competidores que intentarán arrebatarles la corona de campeones.
En la rama masculina, el grupo de grandiosos competidores incluirá a 46 atletas élite de 13 países, que incluye medallistas olímpicos, campeones de alguno de los 5 Majors (Chicago, Nueva York, Tokio y Boston), así como triunfadores de otros 80 Maratones alrededor del mundo. Y todo parece indicar que (casi) junto con el grupo de grandes corredores estaré yo.


Siete hombres dentro del grupo de corredores élite, han corrido algún Maratón por debajo de las 2:05:30. También estará presente Dennis Kimeto, que tiene un récord personal de 2:03:45, establecido en su triunfo en el Maratón de Chicago. Moses Mosop tiene un tiempo en Boston nada más ni nada menos que de 2:03:06. Asimismo, los etíopes Gebre Gebremariam y Markos Geneti han corrido abajo de las 2:05 y ya conocen la ruta en Boston.

Dentro de los favoritos para triunfar estaré yo, que he corrido Maratón en el rango de las 2:48 hace solamente unas 3 décadas y que hace dos años establecí mi mejor marca personal en mi actual categoría de 55 a 59 años con un relampagueante 3:23. En Boston aspiro al triunfo al igual que Lelisa Desisa y demás integrantes de las legiones etiope y keniana.


Aunque no necesariamente para mí el triunfo signifique llegar primero que todos a la meta. Triunfar en Boston para mí, será sencillamente haberlo corrido. Haber disfrutado esa máxima experiencia, haber vivido esa cima atlética que significa estar en el más importante, más competitivo y más tradicional Maratón del Mundo entero, haber estado en el Olimpo de los Dioses Maratonianos. Y si aparte puedo hacer un tiempo decente, acorde a mis posibilidades o conforme a mis sueños más locos, ¡pues tanto mejor!

He perdido la cuenta exacta de los Maratones que he corrido en mi vida, pero estoy seguro que son cerca de 30.
Incluyendo Maratones, Medios Maratones y cualquier otra distancia, ya sea en asfalto, trail, montaña o en cualquier tipo de superficie, tengo en mis inexactos registros haber corrido más de 500 competencias. He corrido Maratones en muchos lugares, he logrado éxitos y fracasos en muchos eventos atléticos y he llegado primero que todos en mi categoría en algunas carreras y primero que todos en general en un par de competencias de poca monta y escaso nivel competitivo.


Pero nunca (¡Nunca!) he corrido un Maratón tan importante, tan emocionante, tan tradicional e internacional ni tan grandioso, ni que me despierte este nivel de entusiasmo y de ilusión como el que hoy siento por correr en Boston dentro de exactamente 82 días.

Tener un hijo es la máxima aventura y emoción que puede vivir un hombre como yo. La emoción de casarme casi se acercó a tener un hijo, en nivel de intensidad y de deseo por que ya se llegara el día. Y recuerdo pocas circunstancias que despierten tal emoción.

Pero correr Boston, correr ¡El Maratón de Boston!... Claro que no es lo mismo que tener un hijo, peeero...

martes, 21 de enero de 2014

De Chile, de Mole y de Manteca

La semana que recientemente terminó, fue una de aquellas de las que no quieres ni acordarte. Y me refiero a que en el trabajo, las cosas estuvieron aderezadas con más stress y frustración de lo acostumbrado. El viernes de dicha semana fue, sin lugar a dudas, el viernes más esperado de los últimos meses.

Ese día, al revisar mi programa de entrenamiento para el fin de semana me surgieron algunas dudas acerca de lo que haría el sábado y domingo. Si bien tenía claro que el sábado intentaría trotar algo así como 1 hora, y otros 40 minutos el domingo, ambas sesiones al ritmo que mi rodilla jodida se antojara y con el único objetivo de ir ganando un poco de confianza y certeza de que todo me funciona, no estaba seguro si el sábado empezaría con algo de rutinas de fuerza en piernas en el gimnasio y si el domingo haría la rodada de 40 kilómetros en la bici de ruta.

Mi rodilla no se ha desprendido hecha pedazos de la pierna ni nada; al contrario, se siente mucho mejor, aunque todavía de vez en cuando se sienten molestias un poco raras en los laterales, como especie de pinchazos leves, que yo creo son consecuencia de las muy bajas temperaturas que hemos tenido y que generalmente desaparecen después de que caliento motores. De modo que con el ánimo por las nubes, el sábado antes del amanecer ya estaba yo haciendo 15 minutos de elíptica de calentamiento para mi sesión de fuerza en piernas. Hice 3 series de 25 medias sentadillas con peso muy moderado, que complementé con algo de trabajo de fuerza, también muy moderado, en brazos, abdomen y espalda baja, todo lo que en total y ya con la elíptica me tomó casi 1 hora.

La alberca fue la segunda escala. Iba con la idea de hacer 4 repeticiones de 500 metros a ritmo tranquilo, pero sucedió algo: eramos solo dos nadadores en el carril. Observé que el otro tipo no paraba. Llegué a los 500 metros y el tipo no paraba, así que decidí hacer un segundo 500 sin pausar, hasta completar 1,000. Y el tipo no paraba. Seguí nadando continuo hasta los 1,500 y el tipo ¡No Paraba!. El ritmo no era extraordinario ni mucho menos, pero para mis estándares, era un poco por arriba del acostumbrado para tiradas de 1,000 metros o más; casualmente, el ritmo de mi compañero de carril era muy parecido al mío y pudimos nadar sin estorbarnos.
Pero mi compañero de carril no paraba y no paraba; y yo no me iba a parar antes que él... ¡faltaba más!. Llegué a los 2,000 metros y un poco más adelante, el tipo finalmente paró. Yo llevaba nadados 40 y tantos largos (2,100 - 2,200 metros, aprox.), así que decidí continuar hasta completar los 2,500. Terminé los 2.5 kilómetros en 55' 11'' para un ritmo promedio de 2:12 Min / 100 metros.

La siguiente etapa era finalmente el trote. Ya he estado recorriendo pequeñas distancias intercalando caminata con trote, pero el plan en esta ocasión era hacer 9 o 10 kilómetros en 55 o 60 minutos, es decir, a un ritmo por encima de los 6 min/km.
Elegí para la prueba una pista aeróbica de grava fina, sin ningún desnivel y no estuvo para nada mal. No es fácil eliminar la desconfianza y la sensación de que en cualquier momento me puedo volver a lastimar la rodilla convaleciente, pero los kilómetros empezaron a caer uno a uno sin que se sintieran más molestias que las normales; y no solo en la rodilla convaleciente, sino también en la otra se sentían algunas pequeñas y esporádicas punzadas, resultado de los más de 2 meses de muy poca actividad. Hacia el final de la distancia, reduje el ritmo a niveles de 6:30 min/km, para cerrar con un "meteórico" tiempo de 55:46 en los 9 kilómetros.

Llegué a casa y llené la tina con agua fría. Calculo que la temperatura del agua debe haber sido de unos 8 o 10 grados. Al entrar en la tina sentí como si me arrancaran el pellejo y más cuando prendí el motor del hidromasaje, pero en unos pocos minutos me fui adaptando a la temperatura. Completé 15 minutos de hidromasaje con el agua así de fría. No tengo forma de comprobar que la ausencia de molestias durante el resto del día haya sido resultado del baño helado, pero el caso es que así fue.

Al día siguiente, domingo, cambié mi plan para iniciar nuevamente con el nado. A las 9:00 de la mañana que empecé, la alberca estaba prácticamente sola, éramos 3 nadadores únicamente y nadie más que yo en mi carril. Como había cambiado los planeados 4x500 el día anterior, decidí hacerlos el domingo. El ritmo salió en automático, muy suave y placentero y registré un promedio de 11:13 en las 4 repeticiones de 500 metros, con 30 segundos de recuperación. Me sorprendió un poco la sensación de comodidad con la que nadé; totalmente distraído en mil pensamientos de mil asuntos de trabajo, de entrenamiento, de competencia y de todo. Cuando volví en sí, ya había terminado los 4x500 metros. Aflojé unos cuántos más y vámonos a vestir, que tocaba trotar.

No había sentido malestar en la rodilla después de los entrenamientos del sábado, pero cuando empecé a calentar, nuevamente se hizo presente la desconfianza de apoyar la rodilla normalmente. Pero ya en el trote, las molestias brillaron por su ausencia. Supongo que después de una lesión queda uno super-sensible y cualquier sensación en la parte lastimada se magnifica. Fue el caso: con cualquier irregularidad del terreno, sentía temor de que la rodilla se me fuera a descuadrar, pero fueron cayendo los kilómetros uno por uno hasta completar 7 en un tiempo de 41:20. No es un ritmo normal todavía, pero voy avanzando y ganando en confianza. El cuerpo me pedía más (mucho más), pero logré ser prudente y frenar mis ansias de matador.

Ya eran pasadas de las 11:00 de la mañana cuando llegué a casa.  Empecé a llenar la tina. No se si era real o imaginario pero el agua no se sentía tan fría como el día anterior. Estuve casi 20 minutos en el hidromasaje y al salir, sentía un poco adormecidas las articulaciones de los tobillos y la rodilla. Bajé a desayunar temblando de frío, a pesar de la camiseta, el sweater, el pants y la chamarra. La temblorina no me dejó hasta que salí al jardín a tomar el sol del mediodía.

Las cosas se ven bien. Hay que mantener el optimismo, la prudencia y la paciencia e ir avanzando poco a poco. Hay tiempo. Boston está todavía a 3 meses de distancia. Se ve una luz al final del túnel. No creo que sea el tren.

miércoles, 15 de enero de 2014

Boston, Nueva York y Ciudad Mante.

Boston es una de las Ciudades en los Estados Unidos que cuenta con las mejores y más prestigiosas Universidades. En esa metrópoli se encuentra el MIT (Massachussets Institute of Technology), que es la mejor Universidad en lo que se refiere a Investigación Científica y Tecnológica, Ingeniería y Economía. De sus aulas han egresado nada mas ni nada menos que 78 ganadores del Premio Nobel. Por su parte, Harvard es la institución de enseñanza superior más antigua de los Estados Unidos y es considerada la mejor Universidad del mundo, por arriba de Berkeley, Stanford, el MIT y cualquier otra. ¡Ahí nomás!.
Por si alguien no lo supiera, en esta gran ciudad del noreste de los Estados Unidos se corre la más antigua y tradicional Maratón del mundo: The Boston Marathon. Por si fuera poco, esta metrópoli es la casa de los Medias Rojas y de los Celtics, dos de las franquicias deportivas más importantes que existen.


Nueva York, también llamada La Gran Manzana, La Urbe de Hierro y otros sobrenombres, es la Ciudad más cosmopolita del planeta Tierra. Es el ombligo financiero del mundo y es la sede de la ONU. Es la casa de los Yankees, el más famoso y triunfador equipo de Beis Bol que ha existido. Es refugio de artistas, billonarios y de toda clase de gente que busca vivir en la que se considera por muchos, La Capital del Mundo. Y por si fuera poco, en Nueva York se corre cada año The New York City Marathon, la más famosa carrera atlética que existe en el mundo, competencia que culmina en Central Park, que es quizá el templo más venerado de la Religión Maratoniana.


Ciudad Mante, en el norteño estado de Tamaulipas, México, es un pequeño pueblo de un poco más de 100 mil habitantes, que hasta hace poco tenía como principal actividad económica el cultivo de la caña y la producción industrial de azúcar, antes de que fuereños indeseables con negocios menos lícitos irrumpieran y rompieran la tranquilidad de este rincón tamaulipeco, donde vi la primera luz hace ya algunos pocos años.


Hasta donde yo sé Mante no ha sido, como Boston, cuna de ganadores del Premio Nobel, pero el Filósofo de Güemes nació a no más de 100 kilómetros de ahí; y las verdades de perogrullo de este Filósofo son válidas en Mante, en China y hasta en Boston o Nueva York. No hay en mi tierra muchas opciones de estudios superiores; si se quiere ser Médico o Ingeniero o Químico hay que emigrar a Monterrey, Tampico o San Luis Potosí, pero la Facultad de Agronomía de la Universidad de Tamaulipas, enclavada en Ciudad Mante, es la más prestigiosa Institución de Educación Universitaria de la Región (en realidad es la única, pero eso no le quita el calificativo de La Más Prestigiosa).

Como Boston y Nueva York, Mante tiene su Maratón. Cada 16 de Septiembre, desde hace más de 50 años, se corre ahí el Maratón de la Independencia. Cuando yo era niño, era obligado salir cubeta en mano a rociar y hasta empapar con agua a los esforzados corredores que año con año acudían a competir en esa tradicional carrera de 13 kilómetros que se corre en pleno mediodía, con el sol a plomo y casi siempre a temperaturas cercanas a los 40 grados y humedades relativas de más del 90%. Y que los puristas no me reclamen que la competencia se nombre Maratón, pues yo no la bauticé, pero tal vez más de medio siglo de antigüedad y quién sabe cuántos miles de corredores, le puedan otorgar el derecho de llevar, así sea sin cumplir estrictamente las especificaciones, el título Honoris Causa de Maratón.


En alguna ocasión, muchos años después de haber emigrado de mi terruño, intenté competir en ese Maratón de la Independencia; pensé que siendo desde hacía ya muchos años un corredor experimentado, me merecía subir al podium en la más tradicional carrera de mi pueblo. Estando como estaba en plena preparación para competencias de mucho mayor distancia, la carrerita me parecía perita en dulce. Por supuesto que los 40 grados y el solazo que se sentían no fueron esa ocasión mi mayor problema, sino la vergüenza de haber tenido que abandonar la competencia antes del kilómetro 7, víctima de golpe de calor, con tíos, hermana y madre como testigos de mi deshonra y teniendo que soportar, estoico, la burla de amigos de la infancia, primos y sobrinos.

Y si Nueva York tiene su Central Park, Mante tiene su Alameda Miguel Alemán. No hay necesidad de ir hasta la Urbe de Hierro para disfrutar de una maravillosa corrida en medio de la naturaleza, como se puede disfrutar en Mante. Si bien la Alameda es tal vez 100 o 1,000 veces más pequeña que Central Park, en belleza no se queda atrás. Llegando a la Alameda se puede correr en su circuito de un kilómetro, o bien, seguirse de largo y correr a la margen de los canales de riego hasta la presa "La Aguja" o incluso hasta El Nacimiento, manantial que da origen al Río Mante. Al correr entre los cañaverales, los conejos y ardillas se cruzan constantemente en el camino y es característica la multitud de tortugas en los canales, que asoman la cabeza por encima de los lirios. Conforme uno se acerca, se sumergen y se alejan, pero se puede observar a través de las cristalinas aguas del canal, como nadan mucho mejor que cualquier triatleta urbano.


Los Cañeros del Mante eran en mis lejanos años de la infancia, el equipo semiprofesional de Beis Bol más famoso de mi pueblo. También era el único, pero eso no impidió que de esa novena surgiera Horacio Piña, tremendo Picher derecho que llegó a jugar en las Grandes Ligas y que seguramente y aunque no lo tengo registrado en la memoria ni encontré en internet referencias de ello, se debe de haber enfrentado muchas veces a los Yankees y a los Medias Rojas.

Por supuesto que las diferencias son abismales y en la comparación el Mante siempre llevará las de perder, pero recientemente vinieron a mi memoria infinidad de anécdotas vividas en mi querido pueblo de origen. Desde las salidas a correr a la Alameda o entre los cañaverales, lo que en aquellos tiempos odiaba pero que tenía que hacer obligado por mi entrenador de Basket Bol, que entonces era mi deporte, hasta las salidas a nadar en el Río Mante, acompañado por mi hoy Compadre Pancho, en las que llegábamos a recorrer de un jalón los más de 3 kilómetros que separan la presa de La Aguja hasta el manantial de El Nacimiento.


Hoy las condiciones me impiden ir a mi pueblo mucho más frecuentemente de lo que yo quisiera y de verdad echo de menos las salidas a correr a la vera de los canales de riego, las cuales sin lugar a dudas, son las corridas más divertidas y disfrutadas de las que tengo memoria. También echo de menos la intensa sensación de estar en casa, que me produce estar en ese pequeño rincón del norte de México. Echo de menos los atracones de acamayas, echo de menos las excursiones a El Cielo, reserva de la Biósfera muy cercana a mi pueblo y echo de menos tantas otras cosas que podría llenar varias páginas del blog.


Como dije antes, en la comparación el Mante lleva las de perder, pero para mí, de entre Boston, Nueva York y Ciudad Mante... ¡Me gusta mil veces más mi Mante!

jueves, 9 de enero de 2014

Rehabilitando la Rodilla. El Viacrucis que Sigue a una Lesión.

No es muy probable que miles y millones de mis seguidores (ja) estén ansiosos por conocer mi estado de salud, pero me ha sido bastante interesante el proceso desde que se manifestó mi lesión en la rodilla derecha, hasta la fase de rehabilitación atlética actual en la que estoy, pasando por el diagnóstico y tratamiento médicos. Creo que también sería interesante para otros corredores o triatletas conocer un poco de esta experiencia, por lo que me animé a escribir esta entrada para compartir esta información y que tal vez pueda ser útil para alguien.

En primer lugar, quisiera comentar que ningún cuidado que demos a nuestras rodillas y articulaciones está de más. En mi caso, los síntomas de una inflamación generalizada de los tendones de mi rodilla se manifestaron intempestivamente a los dos días de haber corrido un Medio Maratón, pero en realidad, la inflamación se fué generando paulatinamente, silenciosa y casi asintomática, sin muchos aspavientos, hasta que llegó a un nivel tal que empezó a provocar dolor intenso y me impidió correr. En especial, según mi traumatólogo, este tipo de lesiones son el resultado de procesos degenerativos o inflamatorios que se desarrollan a lo largo de períodos de semanas, meses o incluso años, como resultado del impacto que sufren las articulaciones al correr, el insuficiente descanso después de sesiones de entrenamiento intensas, el uso de tenis o zapatillas inadecuadas y la extrema dureza e inclinación de las superficies en las que normalmente corremos. En pocas palabras, por el trato abusivo que la mayoría de los corredores damos a nuestras rodillas.

Las medidas preventivas son bastante conocidas y no voy a entrar en mayor detalle (descanso suficiente después de entrenamientos intensos, evitar superficies duras, uso de hielo después de los entrenamientos, etc.), pero en especial el médico me recomendó tomar Glucosamina y Condroitina. Aunque no hay evidencia científica concluyente, si hay mucha información empírica que indica que estos dos suplementos naturales regeneran el tejido cartilaginoso y ayudan a evitar la degeneración de las articulaciones e incluso, más a corto plazo, la inflamación.

En un principio, cuando se manifestó la lesión pensé que el dolor se iría en cosa de una semana o menos simplemente con descanso y algún desinflamante, pero los días pasaron sin que yo sintiera mejoría. El diagnóstico médico fué difícil, en parte por culpa mía. La recomendación inicial del médico fué hacer una Resonancia Magnética, si quisiéramos estar plenamente seguros de cuál era exactamente la lesión, pero no era estrictamente necesario, ya que era muy probable que se tratara "solamente" de una tendinitis simple y común; erróneamente decidí no hacerme la resonancia. Al ver que no mejoraba, el médico me solicitó un estudio de Ultrasonido y una Radiografía de rodilla y las imágenes fueron concluyentes. Inflamación en varios de los tendones y ligamentos. Según el médico, la inflamación fué originalmente en el tendón rotuliano y se fué generalizando a los laterales. Afortunadamente, por las pruebas que hicimos de movilidad y flexibilidad de la rodilla, se descartó una lesión en meniscos, la que seguramente hubiera requerido cirugía, pero la radiografía de rodilla mostró un desalineamiento de la articulación que puede ser corregido fortaleciendo la rodilla y los cuadríceps en general y con la ayuda de infiltraciones de gel.

El tratamiento no ha sido sencillo. Se prescribieron desinflamantes y analgésicos, para reducir la inflamación y 3 infiltraciones de gel en la rodilla. Adicionalmente a suspender cualquier actividad física que no fuera caminata ligera y natación, se indicaron 10 sesiones (3 por semana) de terapia con ultrasonido, masaje en cuadríceps y electroterapia.

Primeramente, después de que se confirmó el diagnóstico, fueron casi 3 semanas de dolor intenso en rodilla y de cero actividad, después de lo cuál, mi cuadriceps se adelgazó alarmantemente. A partir de que la inflamación y el dolor fueron disminuyendo, con ayuda de mi médico fisioterapeuta fuimos incluyendo en el plan de rehabilitación algunos ejercicios de fortalecimiento en rodilla y cuadríceps, así como caminata que se fué incrementando gradualmente. Después iniciamos con pequeños segmentos de trote intercalados en las sesiones de caminata, hasta llegar al punto en que estoy ahora, en el que las sesiones son de aproximadamente 40 minutos, alternando 2 minutos de caminata vigorosa con 2 o 3 minutos de trote a ritmo de 6.5 min/km aproximadamente. También estoy ya haciendo bicicleta fija en sesiones de 40 minutos a 1 hora, con resistencia moderada. Adicionalmente, hemos iniciado con ejercicios de fuerza en pierna y rodilla, que en un principio fueron sin peso y gradualmente hemos ido incorporando algo de peso.

La posibilidad de que por la lesión no pueda correr Boston Marathon, pone un ingrediente de gran estrés en todo este problema. Ha sido muy difícil aceptar que tenía que dejar de entrenar formalmente durante casi 2 meses, sabiendo que "tengo" que estar listo para correr Boston el 21 de Abril. Cada vez que regresaba alguna molestia durante los ejercicios de rehabilitación o durante las caminatas, se me venían a la cabeza mil pensamientos pesimistas. Pensaba que era un hecho que no cumpliría mi sueño de correr en Boston y que, después de la cancelación del New York City Marathon en 2012, sería para mí el segundo Maratón en Estados Unidos que no podría correr estando ya inscrito. El ánimo se desplomaba por momentos y mantenerme tenaz y enfocado en ir avanzando en la rehabilitación fué una de las partes más difíciles de todo esto.

También la paciencia fué un ingrediente que no fué nada fácil de integrar en todo este proceso. Las ganas de estar ya entrenando al 100% me llevaban a pensar que era tiempo de mandar todo a volar y empezar a entrenar más fuerte, a pesar del grave riesgo de recaer. Afortunadamente, durante estos 2 meses pude refugiarme en la natación como medio para no perder por completo mi acondicionamiento físico general. Aunque por supuesto no es un entrenamiento específico para Maratón, el nado me ha ayudado a sobrellevar mi condición actual. He estado nadando un promedio de 2 kilómetros, 5 o 6 veces por semana. Aparte del gran progreso que he logrado en mis tiempos de natación, lo que deberá ser un beneficio cuando me reincorpore a la actividad en los Triatlones, he podido mantener la resistencia al esfuerzo, que será importante cuando esté en la parte fuerte del programa de Maratón para Boston. Repito: nadar no es lo mismo que entrenarse para Maratón, pero algo ha ayudado.

Hoy estoy en un punto en el que a todas luces estoy progresando aceleradamente en mi rehabilitación. Ya estoy en condiciones de trotar a un ritmo modesto, siento que mi rodilla está mejorando día con día y que podría ya correr todavía más rápido y eso me cambia radicalmente mi estado de ánimo. Todo parece que, si Dios quiere, podré correr en Boston.

Es probable que en estos 3 meses que faltan para este Maratón no logre completar una preparación que me permita correr cerca de mi objetivo previo a la lesión, que era de unas 3:30 horas, pero estoy optimista y aunque no llegue al 100%, pienso que por lo menos estaré listo para, sin un objetivo específico de tiempo, correr la más antigua, famosa y tradicional Maratón en el mundo.

Mi programa de entrenamiento para Boston ya está perfectamente planeado. Durante el mes de enero, paulatinamente los ejercicios de rehabilitación y el trote/caminata, se irán convirtiendo en carrera. Poco a poco irá cambiando el tipo de entrenamiento hasta que, en el mes de Febrero estaré ya en lo que podría llamarse un programa formal de entrenamiento para Maratón. A pesar de los muchos años de experiencia que tengo en diseñar mis propios programas de entrenamiento para Maratón, basados en las teorías de los Gurús del momento, no fué nada sencillo diseñar un programa como el que tengo preparado para Boston, que tuvo que considerar como parte del mismo el traslape de mi rehabilitación con el inicio del entrenamiento formal. Será un programa de 3 meses y medio. En condiciones normales, esos 3 meses serían el tiempo ideal para preparar un Maratón, pero dado que en ese período se tendrá que dar la transición de lo que es la rehabilitación al entrenamiento formal, no podré llegar en mi forma óptima a Boston, pero por lo menos podré correrlo en un tiempo que calculamos será de entre 3:45 a 3:55. Será una marca modesta, aunque dadas las circunstancias, en esta ocasión la marca será lo menos importante y no la tomaré como un objetivo de competencia.

En el diseño de mi Programa de Entrenamiento me ha ayudado mucho mi Médico Fisioterapeuta, quién tiene vastísima experiencia en la rehabilitación de atletas de alto rendimiento. Y no solo en el diseño del programa de entrenamiento sino en todo este difícil proceso de rehabilitación. Si me lees (y aunque no me leas), Dr. Covarrubias, hago público desde aquí mi agradecimiento infinito.

Me motiva mucho pensar en Joan Benoit. Como muchos recordarán, Benoit corrió el Maratón clasificatorio de Estados Unidos para los Olímpicos de 1984, solo 17 días después de haberse sometido a cirugía artroscópica en una de sus rodillas. Después de clasificarse, es historia conocida que Benoit ganó el Maratón Olimpico.
No quiero ser triunfalista y dar por hecho que ya he salido adelante de mi lesión, pero voy muy bien y creo que escribir esto, un poco me ayuda a seguir avanzando. Yo no soy Joan Benoit ni tengo su nivel competitivo ni muchísimo menos. Mi reto es mucho más modesto y mundano que el que tuvo que afrontar esta gran atleta en las Olimpiadas de 1984: Salir cuánto antes y por completo de mi lesión y lograr estar listo para correr Boston Marathon el 21 de Abril próximo. ¡Ojalá que así sea!