Triatlón Querétaro 16

viernes, 13 de diciembre de 2013

Entre Boston y el Bisturí

Han pasado casi 5 semanas desde que se manifestó a plenitud la lesión en mi rodilla derecha.
Visitas al médico, al fisioterapeuta, más visitas al médico, visitas al otro médico, visitas a los Rayos X... y aún no se sabe a ciencia cierta exactamente qué y de qué magnitud es el daño.

Lo único que sé por cierto, es que cuando intento trotar a pasito jonronero lo hago sin mayor problema, pero al día siguiente el dolor me impide caminar sin cojear. En la bicicleta, ni pensar; como subir escaleras, me causa dolor solo de verla. La natación es la única opción que me sigue permitiendo quemar algo de calorías. Pero soy Pez de Ciudad (hey Sabina, luego te pago las regalías) y por más que intento engancharme en un buen programa de entrenamiento para mejorar mi técnica y mis tiempos en natación, no lo logro del todo o por lo menos no a los niveles que me gustaría, a pesar de que en los últimos 30 días he logrado acumular más de 40 kilómetros de nado.

Pero volviendo al tema de la rodilla jodida: Ya con las radiografías y las imágenes del ultrasonido en mis manos, hoy tengo visita al traumatólogo. En la visita anterior, este médico me planteó dos escenarios:

1.- Un sencillo procedimiento de infiltración en la rodilla este mismo viernes, dos semanas de descanso total (y total significa total, sin ningún tipo de ejercicio, incluyendo el nado) y regreso paulatino a los entrenamientos en Enero.

2.- Cirugía por Artroscopía, por lo menos 1 mes de fisioterapias y rehabilitación y regreso incierto a los entrenamientos probablemente en febrero, en solo-Dios-sabe que condiciones y solo-Dios-sabe si con aunque fueran remotas posibilidades de poder engancharme en un programa para lograr estar a tiempo para correr Boston Marathon el 21 de Abril.

Todo depende de lo que se vea en las imágenes de Rayos X y Ultrasonido y la interpretación del especialista.
Por la auscultación que ha hecho el médico, las manifestaciones de la lesión y la muy poca inflamación que se aprecia externamente, aparentemente no hay nada roto (solo inflamación de tendón rotuliano y otros) y hay buenas probabilidades de burlar la cirugía. Eso me dijo el médico el martes lo cual me sacó un poco, aunque no del todo, de la paranoia en la que ya estaba empezando a caer.

Para Maratón de Boston ya tengo boletos de avión y reservaciones de auto y hotel para toda la familia, así que a Boston voy o voy. La pregunta es: ¿Seré testigo pasivo u orgulloso finalista de Boston 14?


martes, 10 de diciembre de 2013

Maratón Monterrey. Los Toros Desde la Barrera.


He corrido muchos Maratones pero, paradójicamente, en mis 30 años de corredor muy pocas ocasiones había visto uno tan de cerca. Claro que por la tele he disfrutado de Maratones olímpicos, del de Nueva York, Boston, Berlín o tantos otros, pero nunca (nunca) había sido testigo de una manera tan sensible, como en esta ocasión, de todo el drama que se desarrolla en los 42,195 metros de una "Cuarentona".

Con el paso de los años uno se vuelve más receptivo y aprecia más el amor y la pasión por una actividad como es el Maratón. Encima de todo, la tristeza previa por no haber podido correr Monterrey, me puso los sentimientos a flor de piel. Y logré observar a plenitud, con los ojos y los sentidos muy abiertos,  la tremenda magnitud de un suceso como el Maratón. Pude ver y casi sentir los extremos dramáticos de esfuerzo, de dolor, de llanto, de risa, de euforia, de cursilería, de exhibicionismo, de esnobismo, de amor al deporte, de pasión... ¡de vida! que se dan en un evento como éste.

Nos situamos en el puesto de abastecimiento del kilómetro 14. Mientras mi Compadre ayudaba a abastecer de Powerade a los corredores, yo desenfundé mi cámara y empecé a disparar.


Todo es alegría, todo es euforia... por ahora. El del Garrote anda muy lejos todavía. El "Peluches", militar retirado del ejército mexicano, que corre todos los Maratones del país cargado con 15 kilos de objetos de peluche, baila unos segundos con una guapa voluntaria (con esa voluntaria, ¡yo también hubiera bailado!).


El "Encuerado", corredor inmune al frío de 2 grados centígrados que se siente en ese momento, se me viene encima como liniero defensivo para que le tome la foto. Por momentos, siento la necesidad de integrarme al río humano que sube por la empinada colina.


En el kilómetro 21, los rostros de los corredores se empiezan a transformar, son ya más adustos; ya no hay entre los participantes de la carrera la pompa de los primeros kilómetros, pero los voluntarios del puesto de abastecimiento aportan el despapaye. Ya no hay los gritos estentóreos de los maratonistas al iniciar el recorrido, como los toros al salir bufando de los corrales a enterarse.
Al cruzar el arco que marca la mitad de la distancia, automáticamente y como en coreografía casi todos levantan el brazo para checar su reloj; es muy chistoso. Algunos levantan los brazos al completar la media Maratón. Pero no hay Muros, ni Pájaras volando por ahí y El del Garrote no se aparece. ¿Hoy no vendría?. En el kilómetro 27, ya en pleno descenso, sorprendentemente sigue sin haber caras de sufrimiento. Todavía hay, incluso, muchas sonrisas y muchos maratonistas chocan five con los que estamos a la vera del camino. Hulk pasa perseguido por una chica del movimiento "Bájate Gordo". Admirable ejemplo de esfuerzo personal de gente ex-obesa, muestra de deseo ferviente de mejorar la calidad de vida a través del deporte.


En la recta del 28 al 37, cada vez más corredores son al mismo tiempo caminantes. Los bocinazos de los autos en el carril vecino a la pista suenan cada vez que los del vehículo encuentran a su corredor familiar a la vista. Ya no es tan fácil poner un pie delante del otro.
De pronto se escucha un gran quejido; no se sabe si fué de dolor, de sed, por un calambre... o incluso sarcástico, no lo dudo. Las jorobas y pasos a desnivel se convierten en tortura; ya hay bajas en el frente y se pueden ver los primeros abandonos. Competidores masajeando sus piernas acalambradas o sus muslos desgarrados y voluntarios intentando la misión quasi-imposible de regresarlos a la batalla.

Estoy en la marca del kilómetro 42. Nuevamente hay rostros eufóricos, pero ahora la expresión es también una mezcla en partes iguales de alegría, dolor, determinación y orgullo. Hay pasito jonronero, hay pasito tun-tun, hay tremendo sprint final, hay caminata que ante el empuje del grito de ánimo de los que estamos a la vera, vuelve a ser trote adolorido.
Es posible ver muestras de coraje y determinación muy grandes. El íntimo "Terminé" del corredor que intenta que sea ese un susurro solo para él, pero que la adrenalina lo convierte en casi un grito. La fuerza mental de esa corredora que logra concluir a pesar de todo. El llanto de esa otra corredora que viajó en el mismo vuelo que yo, me provoca un nudo en la garganta. Pienso en gritarle algo, tratando de animarla, pero no lo necesita pues casi vuela rumbo a la meta y sus lágrimas son la manifestación incontenible de su orgullo.

Los corredores de edad avanzada me vuelven a emocionar al verlos cerrar con todo. Uno de ellos me pregunta ¿cuánto falta? ¡Nomás 195 metros!. La emoción me invade más y se me anida en el cogote.

El del Garrote hizo su gracia. Muchos llegan desfallecientes, algunos cojeando, pero también muchos lograron evitar el choque contra el Muro y lo celebran con todo... y sus expresiones de júbilo, de logro, son enormes. Y los gritos de sus familiares, igual.
De pronto aparece la mole verde: ¡Hulk!. Su gruñido atrae las miradas, me sorprende y no atino a disparar mi cámara. En lugar de eso, corro 100 metros con él. No hay dolor en mi rodilla lastimada al hacerlo. Levanto los brazos y él hace lo mismo. Lo mando a la Meta con tremenda palmada en la espalda, que por emocionada, se pasa de intensidad. ¡Pero Hulk aguanta y tiene la grandeza de no regresar a partirme la mandarina en gajos!


¡Qué día! Dicen que no es lo mismo ver los toros desde la barrera. Yo creo que es muy difícil para un corredor ver un Maratón y no poderlo correr, pero al mismo tiempo es igual o más emocionante y mucho más revelador de la naturaleza humana y de como cada uno afrontamos de manera diferente el reto y como reaccionamos ante la adversidad y ante el logro.
No quisiera repetir la experiencia involuntariamente por estar lesionado, pero espero intencionadamente ver de vez en cuando alguno que otro Maratón, solo como espectador.

¡Felicidades a todos los Maratonistas que corrieron Monterrey!

Reseña Fotográfica de Maratón Monterrey:
http://www.youtube.com/watch?v=bo-yqvnYMZ4

lunes, 2 de diciembre de 2013

Adiós 2013. Ven ya, 2014.

Y llegó por fin el mes de Diciembre, con temperaturas cada vez más bajas y el ánimo creciendo por lo que se viene en los próximos meses.

Y con el inicio de Diciembre, llegó para mí el descanso de fin de temporada.

Una vez abortada la misión de Maratón Monterrey, no me queda más que trabajar muy duro en la rehabilitación de mi rodilla, pero eso por supuesto que no significa entrenar fuerte, sino descansar las piernas, nadar, rodar un poco en la MTB, entrarle con inteligencia al gimnasio y esperar la llegada de Enero para iniciar el programa de entrenamiento para mi carrera más importante en muchos años: The Boston Marathon 2014.



Con la temporada finalizada, es tiempo de un alto en el camino. Hay que analizar fríamente lo que se hizo mal y lo que se hizo bien en el año. Planear las correcciones que haya que hacer en la estrategia para 2014 y encarar desde ahora el año que está por iniciar con todo el entusiasmo. Como todo año, 2013 tuvo luces y sombras, éxitos y fracasos, cimas y simas de forma, accidentes y lesiones, podios y hasta DNF's. A continuación los momentos más sobresalientes del año:

Febrero:
Ya con una muy buena base lograda en el último trimestre del año anterior, en los primeros dos meses de 2013 logré, sin lugar a dudas, la mejor forma física para Triatlón en todo mi corto historial en dicho deporte.
En Triatlón Valle de Bravo, el  día 23 de Febrero quería subirme a mi primer podio; mis progresos en la natación habían sido notables en los últimos meses, estaba rodando finísimo en la bicicleta y me sentía 100% seguro de que podría alcanzar los primeros lugares en mi categoría.
Ya en la competencia, después de terminar el tramo de natación, una caída en la bicicleta, casi a la mitad del recorrido, frustró cualquier posibilidad de lograr mis propósitos. Tuve que caminar / trotar 9 kilómetros, golpeado y empujando la bicicleta, rota del mecanismo,  para completar el tramo de rueda, solo para que al llegar a transiciones me avisaran que estaba descalificado por llegar fuera del tiempo límite.


Marzo:
Aunque en Maratón Monterrey en Diciembre del año anterior ya había logrado marca para Boston, quería mejorar mi tiempo en Maratón Lala en este año, para asegurar mi inscripción.
No corrí como yo pensaba que podría hacerlo. El plan era mejorar el 3:23:44 del año anterior, pero la realidad era que el énfasis que había hecho en los últimos meses en el Triatlón, no me tenía en mi mejor forma de carrera. Estaba corriendo bien, sí, pero no a niveles como para mejorar el muy buen tiempo de 1 año atrás en Torreón. Había hecho menos que suficiente entrenamiento de larga distancia y todavía menos entrenamiento de resistencia a la velocidad, específicos para Maratón. De cualquier forma, a pesar de que en los últimos 2 kilómetros me estrellé de narices contra el Muro, el 3:31:36 logrado en Lala ratificó mi tiempo clasificatorio para Boston.



Abril:
El día 14 de Abril corrí Sky Race Mexiquense, carrera de montaña de 30 kilómetros que asciende hasta el cráter del Volcán Nevado de Toluca, a 4,200 metros sobre el nivel del mar. Fué una carrera que tomé con un enfoque recreativo y que disfruté como enano. Sumamente divertida y emocionante, pero aún así muy demandante.
Una semana después, me dispuse a correr Lomas Raquet 15 K, en San Luis Potosí, competencia que he corrido sin faltar a ninguna de sus 30 ediciones, desde 1984.
No había transcurrido ni 1 kilómetro de esta carrera cuando una caída y golpe en mi rodilla izquierda me obligaron a abandonar la competencia 4 kilómetros más adelante. El golpe resultó en daños importantes en la rodilla, que me mantuvieron cerca de 2 meses sin poder correr ni pedalear.



Agosto:
No fué sino hasta el mes de Agosto cuando ya estuve en buenas condiciones para regresar a las competencias. No estaba listo aún para correr Maratón de la Cd. de México, pero dado que la ruta sería la original de los Juegos Olímpicos del 68 y terminaría en el Estadio Olímpico, no pude resistir la tentación de correr 33 kilómetros de este Maratón (a partir de la marca del kilómetro 9 y hasta la meta). Fué mi regreso a las carreras después de la lesión ocasionada en San Luis Potosí.

Septiembre:
Triatlón Querétaro. ¡Revancha a la vista!
Después del fiasco de Triatlón Valle de Bravo, llega la oportunidad de sacarme la espina en Querétaro.
A pesar de condiciones de lluvia, difíciles en el tramo de bicicleta, termino en 2o. lugar de mi Categoría. Finalmente, después de varios intentos fallidos, logro subirme a mi primer podio en Triatlón.
Ese mismo mes de Septiembre (de hecho, el mismo día de Triatlón Querétaro), recibo la confirmación de mi aceptación a Boston. ¡Fué un mes redondo!



Octubre:
Tocaba cerrar la temporada de Triatlón e iniciar el entrenamiento de Maratón, rumbo a Maratón Monterrey.
El Campeonato Panamericano de Duatlón que se celebraba en mi Ciudad era una buena oportunidad de terminar con todo. Y así fué. Aunque un par de venezolanos llegaron a meta antes que yo, logré el 3er lugar de mi Categoría. Fué mi segundo podio consecutivo.

Noviembre:
Faltando exactamente 4 semanas para Maratón Monterrey, tuve problemas con mi rodilla izquierda. Una tendinitis obligó a suspender de un día para otro mis entrenamientos. La recomendación del médico fué no correr Maratón en el resto del año. Y aquí estoy, tratando de completar mi rehabilitación lo antes posible, para iniciar 100% recuperado el 2014 y con él mi preparación para Boston.



Como dije antes, 2013 ha sido un año de contrastes. Hubo éxitos que ya quedaron atrás, pero creo que la reflexión más importante que me queda es que a pesar de tantos años en esto, sigo cometiendo errores básicos.
Los accidentes, en especial el de la bicicleta, son gajes del oficio y ni para donde hacerse. Pero la tendinitis en la rodilla ha sido resultante de un exceso. Básicamente, durante el entrenamiento para Monterrey, venía haciendo trabajo de cuestas en frecuencia y volúmenes más allá de lo prudente y con menos descanso del necesario. Y yo lo sabía. Y no hice nada para corregirlo. Las consecuencias no tardaron en manifestarse en mis rodillas y hubo que dejar de lado Maratón Monterrey.

Hoy, ya con la cabeza fría y en vías de recuperarme de la tendinitis, creo que haber tenido que parar por lesión fué lo mejor, no solo para recuperarme sino también de cara al mediano plazo. Así, tendré oportunidad de recargar baterías e iniciar el programa de entrenamiento rumbo a Boston desde lo más básico. Podré ir transitando niveles, intensidades y kilometrajes, en un programa de 16 semanas como Dios manda. Espero en los próximos 20 días regresar a mi rodilla al 100%, no volver a cometer errores infantiles y, si todo sale como espero, correr muy bien en Boston; y tener un excelente año 2014.