Triatlón Querétaro 16

martes, 10 de diciembre de 2013

Maratón Monterrey. Los Toros Desde la Barrera.


He corrido muchos Maratones pero, paradójicamente, en mis 30 años de corredor muy pocas ocasiones había visto uno tan de cerca. Claro que por la tele he disfrutado de Maratones olímpicos, del de Nueva York, Boston, Berlín o tantos otros, pero nunca (nunca) había sido testigo de una manera tan sensible, como en esta ocasión, de todo el drama que se desarrolla en los 42,195 metros de una "Cuarentona".

Con el paso de los años uno se vuelve más receptivo y aprecia más el amor y la pasión por una actividad como es el Maratón. Encima de todo, la tristeza previa por no haber podido correr Monterrey, me puso los sentimientos a flor de piel. Y logré observar a plenitud, con los ojos y los sentidos muy abiertos,  la tremenda magnitud de un suceso como el Maratón. Pude ver y casi sentir los extremos dramáticos de esfuerzo, de dolor, de llanto, de risa, de euforia, de cursilería, de exhibicionismo, de esnobismo, de amor al deporte, de pasión... ¡de vida! que se dan en un evento como éste.

Nos situamos en el puesto de abastecimiento del kilómetro 14. Mientras mi Compadre ayudaba a abastecer de Powerade a los corredores, yo desenfundé mi cámara y empecé a disparar.


Todo es alegría, todo es euforia... por ahora. El del Garrote anda muy lejos todavía. El "Peluches", militar retirado del ejército mexicano, que corre todos los Maratones del país cargado con 15 kilos de objetos de peluche, baila unos segundos con una guapa voluntaria (con esa voluntaria, ¡yo también hubiera bailado!).


El "Encuerado", corredor inmune al frío de 2 grados centígrados que se siente en ese momento, se me viene encima como liniero defensivo para que le tome la foto. Por momentos, siento la necesidad de integrarme al río humano que sube por la empinada colina.


En el kilómetro 21, los rostros de los corredores se empiezan a transformar, son ya más adustos; ya no hay entre los participantes de la carrera la pompa de los primeros kilómetros, pero los voluntarios del puesto de abastecimiento aportan el despapaye. Ya no hay los gritos estentóreos de los maratonistas al iniciar el recorrido, como los toros al salir bufando de los corrales a enterarse.
Al cruzar el arco que marca la mitad de la distancia, automáticamente y como en coreografía casi todos levantan el brazo para checar su reloj; es muy chistoso. Algunos levantan los brazos al completar la media Maratón. Pero no hay Muros, ni Pájaras volando por ahí y El del Garrote no se aparece. ¿Hoy no vendría?. En el kilómetro 27, ya en pleno descenso, sorprendentemente sigue sin haber caras de sufrimiento. Todavía hay, incluso, muchas sonrisas y muchos maratonistas chocan five con los que estamos a la vera del camino. Hulk pasa perseguido por una chica del movimiento "Bájate Gordo". Admirable ejemplo de esfuerzo personal de gente ex-obesa, muestra de deseo ferviente de mejorar la calidad de vida a través del deporte.


En la recta del 28 al 37, cada vez más corredores son al mismo tiempo caminantes. Los bocinazos de los autos en el carril vecino a la pista suenan cada vez que los del vehículo encuentran a su corredor familiar a la vista. Ya no es tan fácil poner un pie delante del otro.
De pronto se escucha un gran quejido; no se sabe si fué de dolor, de sed, por un calambre... o incluso sarcástico, no lo dudo. Las jorobas y pasos a desnivel se convierten en tortura; ya hay bajas en el frente y se pueden ver los primeros abandonos. Competidores masajeando sus piernas acalambradas o sus muslos desgarrados y voluntarios intentando la misión quasi-imposible de regresarlos a la batalla.

Estoy en la marca del kilómetro 42. Nuevamente hay rostros eufóricos, pero ahora la expresión es también una mezcla en partes iguales de alegría, dolor, determinación y orgullo. Hay pasito jonronero, hay pasito tun-tun, hay tremendo sprint final, hay caminata que ante el empuje del grito de ánimo de los que estamos a la vera, vuelve a ser trote adolorido.
Es posible ver muestras de coraje y determinación muy grandes. El íntimo "Terminé" del corredor que intenta que sea ese un susurro solo para él, pero que la adrenalina lo convierte en casi un grito. La fuerza mental de esa corredora que logra concluir a pesar de todo. El llanto de esa otra corredora que viajó en el mismo vuelo que yo, me provoca un nudo en la garganta. Pienso en gritarle algo, tratando de animarla, pero no lo necesita pues casi vuela rumbo a la meta y sus lágrimas son la manifestación incontenible de su orgullo.

Los corredores de edad avanzada me vuelven a emocionar al verlos cerrar con todo. Uno de ellos me pregunta ¿cuánto falta? ¡Nomás 195 metros!. La emoción me invade más y se me anida en el cogote.

El del Garrote hizo su gracia. Muchos llegan desfallecientes, algunos cojeando, pero también muchos lograron evitar el choque contra el Muro y lo celebran con todo... y sus expresiones de júbilo, de logro, son enormes. Y los gritos de sus familiares, igual.
De pronto aparece la mole verde: ¡Hulk!. Su gruñido atrae las miradas, me sorprende y no atino a disparar mi cámara. En lugar de eso, corro 100 metros con él. No hay dolor en mi rodilla lastimada al hacerlo. Levanto los brazos y él hace lo mismo. Lo mando a la Meta con tremenda palmada en la espalda, que por emocionada, se pasa de intensidad. ¡Pero Hulk aguanta y tiene la grandeza de no regresar a partirme la mandarina en gajos!


¡Qué día! Dicen que no es lo mismo ver los toros desde la barrera. Yo creo que es muy difícil para un corredor ver un Maratón y no poderlo correr, pero al mismo tiempo es igual o más emocionante y mucho más revelador de la naturaleza humana y de como cada uno afrontamos de manera diferente el reto y como reaccionamos ante la adversidad y ante el logro.
No quisiera repetir la experiencia involuntariamente por estar lesionado, pero espero intencionadamente ver de vez en cuando alguno que otro Maratón, solo como espectador.

¡Felicidades a todos los Maratonistas que corrieron Monterrey!

Reseña Fotográfica de Maratón Monterrey:
http://www.youtube.com/watch?v=bo-yqvnYMZ4

5 comentarios:

  1. Al final pudiste disfrutarlo de otra manera, no es lo que esperabas pero es una buena experiencia.

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  2. Muy muy buena crónica, además trufada de vuestras expresiones, me encanta.
    No dudes que eres más corredor que antes de esta maratón que ¿no has corrido ?
    Un abrazo y cuídate

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  3. Recordaras las sensaciones y los sentimientos, y al día siguiente estarás como nuevo, ni una molestia muscular. Bonito homenaje a a todos los que amamos esa distancia.

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  4. Que bonito pinta ver los toros desde la barrera en una maraton, muchos lo deberiamos de hacer para aprender que es el esfuerzo, el coraje y el valor.Bonita cronica.
    Un abrazo.

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  5. Muy intensa , me ha gustado tu crónica . Cuando uno disfruta de algo con pasión los sentidos se agudizan y te puedes empapar de sensaciones que sin pasión ni percibes.
    Un saludo

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