El fin de semana iba a ser muy pesado. En el programa aparecen un fondo de 30 kilómetros el sábado y una rodada de 60 kilómetros el domingo, con el grupo de ciclismo de mi club, en el Autódromo de la Cd. de México.
Tocaba salir a correr el fondo de 30K's sin previo desayuno y sin el auxilio de Gatorades ni Geles ni nada por el estilo. Se trataba de ensayar la carrera larga buscando simular las condiciones de agotamiento de Glucógeno en las etapas finales de un Maratón. Solo agua simple y dos cápsulas de sal que consumiría en los kilómetros 10 y 20, por aquello de los calambres.
Desde el inicio, no fué nada fácil. Me costó encontrar un ritmo decente y luego, cuando la mañana se hizo adulta y los kilómetros se acumularon, la falta de reservas en mi torrente sanguíneo complicó las cosas.
No fué como para tirarse al pasto ni mucho menos, pero sí es diferente y bastante más difícil la carrera larga sin tantos auxiliares de los que hoy día abusamos los corredores. Solo agüita simple.
Las cápsulas de sal hicieron su trabajo; en la semana había sufrido calambres dos veces, en la sesión de velocidad y en la tirada Tempo. Pero hoy... ¡nada!. ¡Benditas cápsulas de sal! Al final, 2 horas 46 minutos en los 30 kilómetros. Ritmo más lento de lo esperado, pero excelente entreno de distancia. No importaba el ritmo, sino cultivar la resistencia y sentir las condiciones desfavorables de los últimos kilómetros de la Maratón.
El domingo, la lluvia me hizo desistir de la idea de ir al Autódromo. Chequé el pronóstico del clima y marcaba lluvias y más lluvias también en la Cd. de México. Decidí rodar solo, en el Circuito Providencia, a 2 minutos de mi casa. La lluvia no dejaba rodar rápido. Si me quitaba los lentes, molestaba el agua en los ojos. Si me los ponía, se empañaban y no podía ver. Continué tratando de mantener un ritmo de por lo menos 28 kms/hora, con la esperanza de que conforme la mañana se hiciera adulta, la lluvia dejara de molestar. No fué así. Al contrario. Por momentos, la llovizna se hacía lluvia torrencial y decidí parar a los 31 kilómetros, que se fueron en 1 hora 4 minutos.
Volví a casa empapado, temblando de frío. Aventé lejos la ropa mojada e hice todavía muy buenas 300 abominables, que mataron la temblorina y el frío de inmediato.
Correr con agua es incomodo, pero rodar en bici debe ser bastante peor, buen fin de semana en todo caso. Madrid esta a 655 metros sobre el nivel del mar, viniendo de vivir en Houston.TX que esta a 38metros lo noto.
ResponderEliminarUff!!! con esos entrenos que te estas metiendo Gerardo, seguro Monterrey sera un éxito hermano, esas lluviecitas no nos han dejado por aca, esperemos pronto se vayan, eso de las patillistas de sal como que me esta interesando mucho el tema, la cuestión es que a mi nunca en entrenos me han dado calambres, solo en pleno maratón y no se como probarlas en entrenos.
ResponderEliminarUn abrazo hermano.
Yo a veces suelo correr en ayunas pero cuando el entreno pasa de la hora y media suelo llevar geles. No tengo nada claro que a partir de ese tiempo sea bueno ir sin nada más que agua y sales. Igual el cuerpo aguanta pero se queda tocado.
ResponderEliminarUn saludo
Joder...que de abdominales...,la verdad es que la lluvia lo jode todo, pero aun asi hay que darle como bien haces tu y veo muy buenos entrenamientos con geles que eso es fundamental sobretodo en dias de calor y de humedad.Que siga todo muy bien¡¡¡.
ResponderEliminarUN abrazo.